EL SKATE COMO DEPORTE OLÍMPICO
El mundo del skate, muchas veces relacionado con la delincuencia, se ha visto criticado en numerosas ocasiones por la sociedad. Algo que surgió como una cultura underground, ha evolucionado y se ha popularizado hasta el punto de mover masas y grandes cantidades de dinero. En pleno auge del movimiento skater, a los organizadores del comité olímpico se les ha ocurrido la genial idea de hacer de este arte una de las disciplinas deportivas que formarán parte del próximo Tokyo 2020, la cual ha generado mucha polémica.
A raíz de este tema se han esgrimido muchos argumentos a favor y en contra. Por una parte, los skaters más veteranos (La Old-School), defienden que el skate no puede ser regulado por unas normas ya que no se trata de un deporte, sino de un estilo de vida que no puede ser despojado de su libertad. La expresión artística del skate no se entrena. En relación a que ahora el skate mueve masas, el legendario skater Tony Alva dice: “Las Olimpiadas necesitan más el skate que el skate a las Olimpiadas”, puesto que él se mantiene fiel a la idea de que no se puede adaptar una corriente artística tan grande como para hacer de ella un mero deporte.
El hecho de que el skateboarding se esté volviendo cada vez más mainstream, provoca que la tabla como tal esté dejando de considerarse como una obra de arte para transformarse en un un frío juguete deportivo. Está claro que muchos preferían la “Edad de Oro” del monopatín, la gloriosa época en la que el skate era una sub-cultura urbana y alternativa hecha por y para pocos, pero la realidad es que cada vez son más y más los aficionados a esta maravillosa modalidad, y eso es un progreso.
Además, se habla de que este lanzamiento a las Olimpiadas abra la posibilidad de becas para asegurar el futuro de jóvenes skaters, de la creación de una federación oficial, más y mejores instalaciones, o una limpieza del nombre del skate sobre la percepción que tiene la sociedad. Abriría las puertas de este movimiento a personas de todo el mundo, y podría formarse una comunidad aún mayor.
Muchos opinan que el skate es una cultura demasiado amplia como para poder ser representada mediante pruebas olímpicas, es decir, hay demasiadas categorías y el COI pretende escenificarlo como snowboard sobre ruedas, básicamente. Cada uno se sirve de él para expresarse a su manera: unos prefieren el street, otros se sienten más a gusto con el cruising (en mi caso) o pueden estar más atraídos por la rampa. En cualquier caso, se trata de momentos que desatan pasión encima de la tabla y nada podrá alterar esa realidad.
