SOBRE MÍ
Descubrí el skate hace 10 años, cuando vivía en Bilbao, en España. Fue un amigo, Pablo, quien me envenenó con su pasión por este arte. Al principio, íbamos juntos al Parque Etxebarria y yo le veía hacer trucos en la bañera, en las rampas… Un día llevé mi skate porque me apetecía probar, y le pedí que me pusiese unos objetivos que cumplir. Cada vez que aprendía algo nuevo, me parecía un logro, ya que lo bonito del skate es que requiere bastante valentía y autosuperación.
Sin embargo, descubrí que cuando de verdad disfruto el skate, es dando largos paseos, hacia algún lugar o a ningún sitio, acompañado o solo. Me encanta encontrar una pista vacía y simplemente patinar, sentir que estamos el cielo, la tierra, mi tabla y yo. Los paisajes que se descubren de este modo son impresionantes. Estas son unas fotografías tomadas haciendo skate.
Empecé con un Oxelo que me regalaron y comencé a llevarlo a todas partes, pero no me pude resistir mucho tiempo a cambiarle algunas piezas y tunearlo a mi estilo. Desde entonces, monto yo mis propios skate, siento que así tienen más alma.
Desde entonces, he ido cambiando de tabla en tabla, de ejes en ejes… Pero aunque creo que el skate es una pieza de arte única, lo más importante para mí es el sentimiento, andar en skate es una forma de vivir y soñar al mismo tiempo.